Siempre
sale
el sol
Guatavita, Cundinamarca. Colombia
No nos alejamos,
estamos
más cerca
de la hospitalidad y la amabilidad
del intento de una cocina sencilla, honesta y sabrosa
de los sueños
del espíritu y de la alegría
de las buenas prácticas agrarias
de los productores artesanales
de nosotros para compartirnos
de la familia y la generosidad
de la comunidad y la fraternidad
del agua y de las riquezas de un territorio
de los frutos de la tierra y del buen alimento
de la ruralidad y su entorno
de los productores artesanales y las buenas prácticas agrarias
Guatavita, Cundinamarca. Colombia.
Música para la carretera.
Acá los esperamos.
"Venid a mí, hombre de estómago cansado, y yo os restauraré"
“veinte ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos”
~Dossier Boulanger
Toma de reservas
Miércoles a sábado de 10 am a 6 pm
Horarios de atención
Viernes y sábados de 1 a 7 pm. Domingos – si el lunes es festivo – de 1 pm a 7 pm.
Domingos y festivos de 1 pm a 5 pm.
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Manifesto Oriente
Comerse el territorio y los aromas que viajan
La pasión por cocinar, el gusto por servir – no sólo a la mesa – y la alegría por comer sabroso, son algunos de los pilares sobre los que Oriente se elevará. También haber visto y comprendido el trasfondo de la cocina, los fuertes lazos que se establecen más allá de los fogones, su simbiótica relación con los recursos naturales y con la energía transformadora del alimento, de los individuos y de la cultura, son motivos imperiosos y auténticos bajo los que Oriente decide emerger, ver la luz y participar en la construcción de la cadena del buen alimento y así unir a los proveedores y acercar a los comensales.
Llegar al mundo rural, fundirnos con él y regocijarnos con su innata sabiduría, hace que el sueño de que podamos disfrutar de la buena comida sea uno cada vez más real: con él podremos acceder a cosechas frescas y apoyar directamente a los proveedores artesanales, quienes a través de sus buenas practicas agrarias, protegen la biodiversidad, el agua, y permiten ilusionarnos con un planeta florecido para todos los que aún no han nacido.
Serviremos una comida sencilla pero siempre sabrosa, y así acercaremos a los comensales a las prácticas culinarias de la casa y de la familia, compartiremos el alimento e incentivaremos el consumo responsable y consciente al momento de elegir nuestros alimentos. De esta forma, cordial y simple, iniciaremos una pedagogía empírica – y nunca dogmática – para la mesa, la cocina y la huerta, que pueda formular una nueva dieta: una justa, sostenible y saludable que, liderada siempre por el gusto y el buen sabor, nos enrute hacia una salud personal, colectiva y planetaria que entienda que algo sólo es delicioso cuando es también bueno para el cuerpo y el territorio. Creemos que cambiando la dieta, ayudaremos a cambiar el mundo.
De esta forma queremos invocar al espíritu de la hospitalidad y del buen trato para que nos acompañe, pues el buen alimento no solamente entra por la boca sino que debe entrar también por el alma.